Balcón Político: ¡Justicia para Adriel!
- liliana820
- 20 mar 2024
- 2 Min. de lectura
Por Carlos Camacho
La triste y lamentable muerte del pequeño Adriel, presunta víctima de bullyng, evidenció una serie de carencias que como sociedad padecemos, y van desde la violencia que lleva a dos menores de edad a convertirse en presuntos homicidas, la apatía de personal docente del plantel donde ocurrió la desgracia y la indolencia de las autoridades educativas, que pretendían reducir la desgracia familiar a un mero “accidente escolar”.
No hay protocolos para evitar el bullyng del que las propias autoridades suman 167 casos en lo que va del año en diversos planteles públicos. La violencia, que no es nueva, en las escuelas ha alcanzado niveles de preocupación que son minimizados por los encargados de reducirlos.
El 7 de marzo se difundió la noticia de que el menor Adriel Moreno Mejía, de 11 años, fue llevado por el director de la escuela primaria “Benito Juárez” de la comunidad de Xitzco, municipio de Santiago de Anaya, a su casa y entregado a sus padres, con la noticia de que “había sufrido una caída”.
Los padres, Obed y Reyna, llevaron al menor a la clínica para ser atendido, pero el 12 del mismo mes, se notificó su muerte y el parte médico señalaba muerte cerebral por severo traumatismo craneoencefálico, coágulos en el estómago, fractura de clavícula y diversas contusiones en el cuerpo, lo que hizo pensar a los padres de Adriel, que no murió víctima de una caída, como argumentó el director de la escuela Rufino J. R., al llevarlo a su casa, en lugar de conducirlo a la clínica para su atención inmediata.
Al pequeño, cuenta su padre, “ya lo traían de bajada” sus compañeros, pues lo insultaban, lo agredían y le quitaban su dinero. Eso, lo sabía el director y la maestra Isela P., quienes nada hicieron para frenar los abusos conta Adriel.
Grave fue que las autoridades del plantel, protegidas por las autoridades educativas en la entidad, pretendieron reducir la muerte del menor a un mero accidente y encubrir al director y la maestra, como primeros responsables de la integridad de los alumnos dentro del plantel.
De hecho, en un comunicado de circulación restringida, emitido por la Secretaría de Educación Pública en Hidalgo (SEPH), señalaba que se había tratado de un accidente y serían las autoridades competentes, las encargadas de deslindar responsabilidades.
Pero, tanto el director como la maestra del menor, antes que enfrentar su responsabilidad, decidieron huir y ahora son buscados por la ley, como presuntos responsables del delito de homicidio culposo.
No fueron empáticos con el menor y prefirieron huir; las autoridades fueron indolentes y toleraron la huida de los presuntos responsables, mientras el dolor de una familia clama justicia, así como los 400 amigos y familiares que acompañaron a Adriel a su última morada, luego que sus “compañeros” de escuela truncaron su corta vida.
El clamor familiar es de justicia y castigo conforme a la ley a los responsables, pero el caso podría servir de reflexión para educadores, autoridades y padres de familia, para tomar acciones que frenen este tipo de abusos, cada vez más violentos, y sean más rigurosos en la atención al desarrollo de los menores, para conducirlos por el camino de una vida sana, más humana y menos apática.









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