Balcón Político | Morena: Saber hacer bien las cosas malas
- liliana820
- 27 may
- 2 Min. de lectura
Por Carlos Camacho
El caso de Arturo Gabriel, nos muestra que en el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) se han incrustado las viejas prácticas del partido que se volvió experto en ellas, el Revolucionario Institucional (PRI), con la salvedad de que los nuevos “mapaches electorales” no han aprendido a hacer bien las cosas malas.
Al menos así lo demostró este funcionario de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Hidalgo (PGJEH), que fue cachado por los policías municipales de Durango y al momento de su captura se identificó como integrante del equipo de campaña de José Ramón Enríquez, candidato de Morena a la alcaldía de Durango.
Al momento de su detención, el 25 de mayo pasado, viajaba en una camioneta Ford, Ranger, color blanco, sin placas de circulación y con vidrios polarizados. Habría entregado un pasaporte donde constaba que es originario de Pachuca, Hidalgo.
El vehículo está registrado a nombre del gobierno de Hidalgo y de acuerdo con la información periodística, el funcionario de la PGJEH, llevaba consigo 3.8 millones de pesos en efectivo.
Ya tanto el encargado de despacho de la PGJEH, Francisco Fernández Hasbun y el propio gobernador Julio Menchaca Salazar, quien una semana atrás fue acusado por el diputado federal del PRI, Rubén Moreira de haber viajado en un avión privado a Durango, se deslindaron del presunto delincuente electoral.
El representante de la PGJEH, reconoció que Arturo Gabriel, está adscrito a la dirección de área del Sistema Mixto en Servicios Periciales y “no sabíamos que hacía en Durango”. Se le inició una carpeta de investigación por el delito de peculado y se le dio de baja.
Menchaca Salazar, pidió “crédito” para señalar que sería muy torpe de su parte, enviar a una persona en un vehículo oficial del gobierno a tareas de partido en Durango. Reconoció que viajó en avión privado a Durango una semana antes, pero pagó con sus recursos y lo hizo en su tiempo libre.
Pues, haya sido como haya sido, el caso evidencia que en Morena sus operadores electorales son niños de pecho comparados con los que tenía el PRI y que ahora se han sumado a las filas del partido en el poder, para, justamente, hacer lo que no saben hacer los morenistas.
También es de entenderse que el funcionario de la PGJEH no actuó por cuenta propia, pues se le habría acusado también de robo de vehículo propiedad del gobierno y tendría que justificar cómo juntó 3.8 millones de pesos que llevaba consigo a la hora de su detención.
Evidentemente hay una autoridad superior que le dio esa encomienda, pero por la forma tan burda de realizar su cometido, es que lo capturaron y le puso una mancha a la imagen del movimiento que en sus postulados establece las máximas de no mentir, no robar y no traicionar.
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